Aunque la tierra reviente su órbita
y las noches pierdan rumbo,
aunque el desierto se expanda hasta el sol
y las palabras sean arena en la piel,
aunque los días se cubran de sombras
y las sombras precipiten la sangre del futuro,
aunque el oscuro hilo de mi voz no se escuche
y sean quedas mis manos también,
aunque el corazón deje de latir,
o lata vez en mes;
habrá una huella en los anales del tiempo;
nuestros pasos
retando a las horas,
los cuadros,
uno a uno los mosaicos que besaron;
se repetirá la historia con el eco del silencio
llenando el espacio
con nuestros llantos,
con nuestros cantos,
con nuestra risa,
con nuestra voz.
Un cuento narrado por el tiempo
que nada sabe de palabras
tampoco de distancia
recitales
ni de adiós
Poesía
La necesidad de nombrar las cosas, es lo que motiva estas letras. Aquí puede estar tu nombre. Aquí puedes encontrarte. Bienvenido.
Macario Rodríguez
marzo 25, 2009
Cronos
Tribuno proxeneta
dueño del cronómetro metálico
desquiciante artilugio fraudulento
que cataliza la metamorfosis
con dosis exactas de odios y paranoias
el imberbe benjamín de tu esclavo
que fue mi padre
se asfixia en tus marañas
increpando con aullidos sordos
a los abstemios de la tiranía
en las horas pico de los sepulcros
donde descansará la cáscara inmóvil
este ente corroído
sucio
blasfemo y sin aire
que de tanto reír
olvidó respirar
dueño del cronómetro metálico
desquiciante artilugio fraudulento
que cataliza la metamorfosis
con dosis exactas de odios y paranoias
el imberbe benjamín de tu esclavo
que fue mi padre
se asfixia en tus marañas
increpando con aullidos sordos
a los abstemios de la tiranía
en las horas pico de los sepulcros
donde descansará la cáscara inmóvil
este ente corroído
sucio
blasfemo y sin aire
que de tanto reír
olvidó respirar
Pájaros en agonía
Hay un grito
que aturde mis ideas
pájaros en agonía
en mi cabeza
que no puedo degollar
que me revientan
que me asfixian
que resbalan por la médula de mis huesos
que picotean mi muerte
que está muriendo de tristeza
enfermo
guardo sus gritos en mi bolsillo
en el eco de este cuarto maldito
cierro la jaula con llave
y me quedo
a gritar con ellos
que aturde mis ideas
pájaros en agonía
en mi cabeza
que no puedo degollar
que me revientan
que me asfixian
que resbalan por la médula de mis huesos
que picotean mi muerte
que está muriendo de tristeza
enfermo
guardo sus gritos en mi bolsillo
en el eco de este cuarto maldito
cierro la jaula con llave
y me quedo
a gritar con ellos
Espera
Palabras
mutiladas a diestra y siniestra
mordiendo el vacío
entre la vida
y una cama de hospital
remesas que no
llegan
heridas que no
arden
(la zozobra es la peor muerte
para los enfermos de paz)
en este laberinto
mi locura
enloquece
por los cuadros
grises del tiempo
en que
SU
silencio
taladra los oídos
con ráfagas de polvo y viento
maquillaje para un alma
turbada por el fantasma
de un verano en extinción
mutiladas a diestra y siniestra
mordiendo el vacío
entre la vida
y una cama de hospital
remesas que no
llegan
heridas que no
arden
(la zozobra es la peor muerte
para los enfermos de paz)
en este laberinto
mi locura
enloquece
por los cuadros
grises del tiempo
en que
SU
silencio
taladra los oídos
con ráfagas de polvo y viento
maquillaje para un alma
turbada por el fantasma
de un verano en extinción
marzo 18, 2009
Al resto del mundo
La masacre empezó;
lloren en silencio,
amen despacio,
reclamen sin voz;
puede ser que mañana
no haya tierra,
ni Santa, ni Franja,
ni madre, ni hija,
ni hombre, ni Dios.
lloren en silencio,
amen despacio,
reclamen sin voz;
puede ser que mañana
no haya tierra,
ni Santa, ni Franja,
ni madre, ni hija,
ni hombre, ni Dios.
Para después perderse en el horizonte
Cuando él la vio llorando, sintió que con cada lágrima escurría un poco de su imaginaria historia. Dice Joaquín Sabina: no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. Algo así pasaba entre ellos. Nunca pudieron ser amantes. Ella era una versión pos moderna de las míticas musas que se convertían en la inspiración de artistas. Y él tenía empeñada su espada en casa de otra doncella. Quizá por eso en el rosario de lágrimas no hubo un padrenuestro que fuera capaz de mitigar la nostalgia, solo el arrepentimiento de no haberle construido al amor su templo mayor. Entonces tomados de la mano, fueron la metáfora perfecta para describir el sepelio de un fantasma. Cuando pasaron los funerales, un abrazo de despedida suavizó el ritmo cardiaco y los remos se volvieron a agitar para después perderse en el horizonte donde nunca más han asomado. Ella no espera. Tiene un bello recuerdo de lo que nunca existió, y le basta.
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