agosto 30, 2011

La palabra del hombre


Nunca tuvo la llave que abría el templo,

la carne ya no era refugio

ni siquiera para un alma escuálida,

el sintético,

las letras que simulaban constelaciones,

ardía;

todos sus semejantes estaban perdidos

y ninguno daba respuestas;

en un mar de rostros y manos extendidas,

que al contacto de las suyas se pulverizaban,

llovía tinta y estiércol;

mientras un féretro se abría

con su nombre dentro,

veía bajar las nubes;

gas natural y butano.

El hombre no es hombre

hasta que lo confirma con su muerte,

entonces no le llamemos hombre

porqué dijo una palabra

y vida salió de sus labios.