octubre 21, 2011

RENACER DE LA PIEDRA

A “Uña”, por la confianza.


Después del hechizo,
cuando el cielo se postra ante la tierra,
el espíritu de Dios se mueve sobre la faz de la sangre
ya sin espuma,
la carne se arrepiente
y los huesos se reforman:
entonces renace el Hombre,
cadáver sin pasado
que abraza con lágrimas su piedra,
su pipa;
hasta que el aliento divino
o la asfixia del desierto
remuevan las ansias
por el viaje a la quietud.

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