febrero 24, 2009

Quema de Universos

Hace tiempo asumía el amor como infinito
que los abrazos
vivirían siempre como
fantasmas en pena
espantado a los a los viajeros
en el sito donde vieron la muerte
pensaba en una cuarta dimensión
la de lo etéreo
y el viento como un aparador de espectros
de amantes silencios
condenados a vagar por bancas de parques
y esquinas oscuras
mezclándose unos y otros
en un sociedad sin fin

Hace tiempo asumía también el cielo
nocturno como el amor
inagotable
pensaba que el negro profundo
era un mar para las estrellas
en que nadie navegaba
sólo yo
por eso me bebía en un vaso
el universo cada noche
-y el amor-
y a cada estrella ponía el nombre más ridículo que supiera
los nombres de mi historia
era entonces un juego de secar lágrimas

Pensaba quemarlo todo
hacerlo nuevo
Ayer mi fuego se elevó muy alto
y el crepúsculo devino en cenizas de cielo

Hoy tengo una llama de verdad
y no dudaré en usarla

1 comentario:

Rocio Ono dijo...

Solía hacer lo mismo con el cielo nocturno... lo había olvidado, hasta hace poco, que mis ojos se volvieron a topar con mi estrella favorita...