abril 15, 2009

Entonces dime, Ernesto.

Entonces dime, Ernesto,
¿El cielo?
¿Los ojos de Cristo?,
¿Las cicatrices?,
¿El olvido de un adiós antes del paro respiratorio?

Desde el silencio que no conociste
ni en las noches de hospital
renazco por nosotros.

Aquí, en mi,
brotan las rosas y los dibujos
desde el mismo tallo tuyo
en tu tierra regada de consejos,
tus canciones suenan en mi guitarra
y tu canto se escucha en el color de tu camisa
que ahora me cubre.

Y estos versos
son los ecos de aquellas noches,
de tus poemas a Estela,
antes de las lágrimas por tu ausencia
y los vestigios del pasado.

Pero
entonces dime, Ernesto,
¿Cuándo volvemos a tocar?

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