diciembre 25, 2008

Ciclo

Cuando el tiempo olvida
la tapia,
cuando me harto de sol
como antes del invierno,
cuando los espejos están limpios
de ti, del caos
de tu pelo,
cuando nada hay
prohibido en el café
sin azúcar,
cuando la cama no es nube,
ni húmeda, ni bambolea;

apareces.

Con la sonrisa fría,
las manos llenas
de ánimos
(mis miedos),
pies pequeños
yendo de tu ausencia agonizante
a la cocina, la sala,
mi camisa;

resucito a la muerte de tenerte,
entretenerte;
ser casa de versos de amor
sin ventanas, postigos ni mirillas
en la montaña del sur;
con la escalera caracol
sin ascenso ni descenso
solo centrífugas
del miedo al tiempo,

vueltas interminables del reloj de
arena de la memoria,
desierto de certezas
donde el ave de
tu voz asecha,
para recodar que el invierno
llaga,
llega.

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