diciembre 29, 2008

Negativas

Puedo sentir cuando respiras;
cuando meces las ramas
y desprendes las hojas secas
que llevas al inframundo,
al sitio del amor que te niego
por las edades,
por los rincones;
cuando me ves y no existo,
cuando vuelvo del paraíso
de tus piernas exactas
deportado por ti,
por tu voz de sirena desencantada
de la vida inerte,
por la semilla, la simiente
ahogada en negativas;
por las tentativas frustradas
del beso, el abrazo,
la vida juntos;
el descenso del silencio
en tus parpados;
por tus huesos que crujen
al contacto de mis manos,
las historias secretas
de la imaginación,
la canción,
la guitarra.
El engendro que fui,
que me posee al salir
de tus amarras,
mis miedos, los tuyos,
son agua del río que sale de su cauce,
la sagrada palabra que renace
cuando tu voz la invoca;
mi boca sedienta de la tuya
-faquir del deseo-
sufre al sentir el filo
del amor la piel,
un sueño frustrado,
una lágrima en tu rostro,
mi media vuelta;
tu odio
que crece y se marcha
tras el rastro de un
hilo de mi sangre,
cava las cuencas
de estos ojos
que no te ven
pero te mienten.

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